Los sucesos de Casas Viejas, denominados La masacre de Casas Viejas, fueron un levantamiento campesino y libertario, propugnando “La tierra para quien la trabaja”, con enfrentamientos contra la guardia civil y otros cuerpos represores del estado, que tuvieron lugar entre el 10 y el 12 de enero de 1933, en la pequeña localidad de Casas Viejas, provincia de Cádiz, y constituyen uno de los hechos más trágicos de la 2ª Republica Española.
Memoria Libertaria CGT
“Ni heridos ni prisioneros. Los tiros, a la barriga”. Un gabinete democrático de republicanos de izquierdas y socialistas “solucionó” en enero de 1933 el levantamiento de Casas Viejas (Cádiz) asesinando anarquistas. Las condiciones de vida que padecía la clase obrera durante la II República seguían siendo lamentables. Existía una gran desigualdad y la ley de Reforma Agraria, a pesar de las grandes expectativas que había generado su anuncio, tuvo efectos muy limitados.
El 8 de enero de 1933 la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) declaró una Huelga General en el Estado español. Se trataba de la segunda insurrección que la organización anarcosindicalista llevaba a cabo contra la República burguesa. El objetivo era contagiar a otros territorios, creando un clima favorable para la revolución libertaria. Pero la huelga fue rápidamente sofocada en casi todos los puntos donde se produjo.
Hubo una excepción y fue en una pequeña aldea de Cádiz llamada Casas Viejas. El 11 de enero los jornaleros anarcosindicalistas deciden proclamar el comunismo libertario. Izaron una bandera roja y negra en el ayuntamiento y, armados con unas pocas y viejas escopetas de caza, se dirigieron al cuartel de la Guardia Civil para que se rindieran y aceptaran las exigencias y las nuevas condiciones de los anarquistas. La respuesta del gobierno republicano fue brutal. Envió a la aldea a un enorme grupo de agentes de las fuerzas del orden, que a sangre fría reprimieron duramente a los jornaleros. Casi 30 personas fueron asesinadas en Casas Viejas, fueran hombres, mujeres o niñas/os, siendo la mayoría ajena a los actos que animaron al levantamiento en el pequeño pueblo.
La masacre estuvo dirigida por el capitán de asalto Manuel Rojas, que sería juzgado un año más tarde, en 1934, y condenado a 21 años de prisión por los asesinatos cometidos en Casas Viejas. Durante el juicio y en su defensa alegó que “solo cumplía órdenes”, señalando directamente a Manuel Azaña. Según Rojas, el presidente le dio claras instrucciones de “no hacer prisioneros” y de dirigir “los tiros a la barriga” de los insurrectos.
Unos meses más tarde, en julio de 1934, 26 campesinos de Casas Viejas fueron juzgados también acusados de delitos de posesión de “armas de guerra” y de llevar a cabo actos contras las Fuerzas Armadas del Estado republicano. Además, el gobierno de Azaña comenzó a reforzar la versión oficial de los sucesos que tuvieron lugar del 10 al 12 de enero en Cádiz.
Pero las dudas no tardan en surgir y dos escritores y periodistas, Ramón J. Sender y Eduardo de Guzmán, ponen en duda la versión oficial de los hechos en sus crónicas. Sender incluso llegó a desplazarse hasta la aldea para investigar lo ocurrido.
Hoy, 92 años después de la matanza de Casas Viejas, sabemos que fue uno de los hechos más trágicos acontecidos durante los años de la “ejemplar” II República. La durísima represión sobre personas pobres y desesperadas por la situación que padecían en Andalucía abrió una gran crisis política en los años del primer bienio, logrando que muchos sectores sociales vieran con otros ojos al “nuevo” Estado.
Estas muertes pesaron para que la caída del gobierno republicano-socialista de Manuel Azaña, se materializara en las siguientes elecciones de noviembre de 1933, dando el triunfo a las derechas. Según el historiador Ricardo Robledo, “aquellos sucesos significaron la cristalización del desencuentro entre el campesinado más pobre y los ideales de la República, con su promesa de la Reforma Agraria y de mejora de las condiciones de trabajo, que nunca se cumplió”.
El Movimiento Libertario, la CGT y la clase obrera combativa nos vemos y sentimos reflejados en estas luchas del pasado, por la Justicia Social y la necesaria Transformación hacia la Igualdad que toda sociedad necesita, para combatir la miseria, la desigualdad y la injusticia que nos rodea, básicamente al pueblo llano y trabajador, Casas Viejas, ¡¡¡siempre en el recuerdo!!!
