En los últimos tiempos estamos asistiendo a un crecimiento significativo de organizaciones de extrema derecha. Un fascismo de nuevo cuño que viene acompañado de alianzas con el capital financiero, como ocurrió siempre.
Secretariado Permanente del Comité Confederal de CGT
Lo novedoso, es que estos grupúsculos añaden un componente empresarial a su actividad, que abarca desde bandas paramilitares de desokupación hasta una auténtica industria del bulo y la manipulación, abanderada por influencers frikis y presentadores de corte conspiranoico.
Todo suma en ese batiburrillo de la confusión que pretende culpar de todos los males a las personas más vulnerables y atribuir un papel de súper héroes a los explotadores y mafiosos de toda índole. En ese juego de farsantes, VOX es el actor principal y da sombra a un montón de organizaciones testosterónicas más o menos significativas: fundaciones, grupos juveniles, medios de comunicación, emprendedores, fondos buitres, grupos contra el derecho al aborto, abogados cristianos…
Frente a ese fascismo imperial y patriarcal, orgullosamente colonizador y violento, una de las respuesta más eficaces para la clase obrera es la organización en sindicatos combativos.
No descubrimos la pólvora si afirmamos que la clase obrera tiene muy claro de dónde provienen explotación e injusticias. No es de los países del sur, sino de los palcos de autoridades y las fiestas en discotecas horteras de brazo alto con pulserita rojigualda. No son niñxs vulnerables llegados de otros países los causantes de nuestros males, son mayores bien engominados con coches contaminantes todo terreno y cartera hinchada. En ese batiburrillo, cada grupo de presión ejerce su papel. Una de sus estrategias actuales es intentar infiltrarse en las luchas laborales para así disimular sus intereses al servicio de las élites. La pantomima del sindicato fascista Solidaridad o de los impresentables inquisidores del sindicato Manos Limpias son dos ejemplos. Pero hay más. El Frente Obrero es una organización que se dice de clase, pero que es otro apoyo más en esa estrategia de la confusión. Liderados por un tarado sin complejos, Roberto Vaquero, abandera un militarismo y un nacionalismo español de corte racista alejado de toda lógica de liberación social.
El pasado miércoles 3 de septiembre, una docena de militantes de esa organización se infiltró en la concentración de apoyo a la huelga de bomberxs forestales de la empresa TRAGSA, que actualmente están liderando una huelga por la mejora de sus condiciones laborales. Entre ese grupo, en el que había insignias y tatuajes nazis disimulados, estaba una de las cabezas visibles de esa organización: Carmen López Manzano. Disfraza de periodista, esta influencer fascista hizo entrevistas a varixs bomberxs, para elaborar un reportaje que luego colgaron en sus redes dando un barniz de normalidad al hecho de que estuvieran allí presentes. López Manzano en sus redes tiene vídeos abiertamente racistas y hace de la mentira y manipulación su bandera de enganche para jóvenes atolondrados. Al final de la concentración ese grupúsculo fue detectado y se le expulsó de la convocatoria, dejando claro lxs compañerxs que su apoyo no era bienvenido. Sin embargo, no hay que dar por terminado el asunto, es muy probable que esta gente vuelva a intentar colarse en convocatorias del sindicalismo combativo. Desde el SP hacemos un llamamiento al conjunto de CGT para estar atentxs y organizados frente a la peste reaccionaria y fascista que quiere instalar la confusión en la sociedad como estrategia desde la que pescar incautos. No debemos dejar ni un milímetro de espacio al fascismo, no podemos bajar la guardia en estos tiempos de genocidios, desahucios e individualismo chic.
Contra el racismo: Unión y lucha obrera
Ni una calle, ni una plaza, ni un respiro para el fascismo.
Secretariado Permanente del Comité Confederal de CGT
